Recibimos el Espíritu Santo y aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, pero ¿vivimos con tolerancia? Aceptarlo y darle la bienvenida no viene con la tolerancia porque hace que tu templo se llene de gloria. Ahí es donde uno encuentra satisfacción y comienza a lidiar con las reglas terrenales [que se implementan por los deseos del hombre, no según Dios].
